Novela gozosa, frenética, poética, prosaica, delirante e hilarante (muy hilarante). Las aventuras y desventuras del poeta Elipsio (prota y trasunto del autor) en la Mérida convulsionada y desenfrenada de los setenta, se convierte en una fiesta embriagadora para el lector. Repleta de situaciones absurdas hasta el paroxismo ... Una novela llamada a ser redescubierta.
César Nuñez
La verosimilitud, que ya de por si sola es un logro formidable y le otorga relieve y poder a este relato, se apoya, justamente, en la perfecta orquestación de las situaciones y el desarrollo persuasivo y punzante de los diálogos que crean, a su vez, la estructura verbal justa, y nos induce a leerlo como si se tratara de un vasto poema, un poema bastante peculiar, por lo demás, escrito con humor, con desenfado, tal vez como un acto de absoluta audacia para desmitificar el predominio del ego y la veneración de la memoria.
Esdras Parra
La piel por la piel inaugura un ejercicio de realismo documental ( ... ) al que solamente una óptica derrotista e irreverente, como la de los setenta, podría proporcionar el interés último de los que buscan a todo trance asumir la contestación al sistema. Es cruce estrambótico de galaxias humanas y encrucijada de varios relatos de la marginalidad, en los cuales interacciona un protagonista derrotado, en rol de narrador, y muchísimos personajes -especialmente mujeres- que arrastran también cada uno las huellas de sus deformidades personales, sus vicios y sus pequeñas virtudes.
La piel por la piel contiene la más aguda e irreverente reflexión que en torno a uno de los períodos más turbulentos de nuestras universidades, hayamos leído en una venezolana, justamente cuando llegamos a un cuarto de siglo de los sucesos que subyacen a ella.
Juan Calzadilla
Si hay que amar la belleza, por sobre todas las cosas hay que amar el estilo. y qué derroche de estilo el de Armando en este libro que cuenta las peripecias de Elipsio, poeta colombiano que intenta sin éxito acceder a un empleo en una universidad.
Jotamario Arbeláez