Un buen día, Penélope abandona al mujeriego Ulises -el amor de su vida desde la adolescencia-, dejándolo al cargo de su pequeño hijo en común, Telémaco. Ella es una mujer joven, que no se resigna a tejer y destejer en espera de que su marido vuelva a casa, como hacía el personaje clásico, sino que sale a conquistar el mundo, armada de un lápiz y un cuaderno de dibujo, logrando emprender una carrera llena de éxitos como diseñadora de moda.
Una vez solo, Ulises se verá obligado a asumir las tareas propias de un ama de casa, y a aparcar su vida de pintor bohemio para concentrarse en los cuidados de su bebé. Buscando sobrellevar la nueva situación, acude, en el centro de Madrid, a la Academia de su suegro, Vili, una original escuela socrática destinada a convencer a una pandilla de extravagantes personajes que la felicidad consiste, como aseguraba Platón, en hacer el bien.
De escritura jugosa y gran aliento lírico, "Los estados carenciales" compone un cuadro vivo y humorístico sobre los conmovedores intentos que casi todos hacemos por dotar a nuestras vidas de un poco de sentido. Entre la sátira amable de los libros de autoayuda y el homenaje al mundo clásico, ésta es una divertidísima fábula sobre las debilidades y grandezas de la condición humana.
Premio Nadal 2002.