Las picas vuelven a alzarse alrededor de Rocroi. Empieza la campaña para tomar la ciudad. Pero, en esta ocasión, los hermanos Portolés, capitanes de los Tercios, han decidido cambiar de armas. Tras años de combates y decepciones, Alonso, más conocido como «el gato de Arrás», ha reunido a un grupo de fragutes, soldados que hurtan al amparo de la milicia, y se dedica a extorsionar a los campesinos. Por su parte, Íñigo es el barrachel encargado de detener a los delincuentes entre la tropa, amén de proteger el tesoro del rey, donde se guarda también la paga de los soldados. Corre el año 1643, y los hermanos tejen sus planes? Pero, demasiado pronto, todo se tuerce. En una pequeña escaramuza dentro de las murallas de la ciudad, Alonso se reencuentra con Marie, aquella joven muchacha que conociera en Arrás ahora regenta allí una taberna. Y, mientras tanto, los franceses, acuciados por la necesidad de un triunfo, atacan al ejército español en campo abierto. Es el inicio de la batalla de Rocroi. Y se desata el caos. La tabernera de Flandes nos presenta una historia épica, y no sólo por estar enmarcada en la batalla de Rocroi, donde los tercios, cercados por el enemigo y abandonados por el resto de los españoles, defendieron la plaza heroicamente hasta al final, sino también por la acumulación de intrigas, aventuras y peripecias que vivirán los protagonistas. Con una narración sin pausa, y siempre con detallada documentación y verosimilitud, Luis Miguel Guerra nos adentra en una novela que difícilmente podremos olvidar.