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Ignacio Manuel Altamirano es uno de los hombres más importantes del siglo xix. Su labor no sólo se limita a la literatura -aunque él mismo lo deseara así tal y como consigna en varios de sus escritos-, sino que también implica su quehacer periodístico, su actividad política, militar, social, educativa y la construcción de una identidad mexicana. Nació en Tixtla, Guerrero en 1834, y murió en San Remo, Italia en 1893. Polígrafo con enormes aptitudes para desenvolverse en numerosos campos de conocimiento, tuvo siempre una capacidad versátil y dinámica en los distintos trabajos a los que se consagró, apunta Vicente Quirarte.[1] Altamirano fue un escritor prolífico que cultivó diversos géneros literarios: novela, poesía, crónica y ensayo; la capacidad del guerrerense para traspasar las fronteras entre los géneros literarios habla de una concepción moderna de la literatura. Su actividad política, por otra parte, es resultado de sus tendencias liberales y de la construcción de un proyecto nacional republicano. La palabra para Altamirano era un arma, una forma de combatir, la manera de hablar del presente, por ello la escritura era el fundamento de su proyecto político. Ello es perceptible en sus novelas La Navidad en las montañas, El Zarco y Clemencia, en las que, como telón de fondo, se encuentra la ideología del autor. |