Apoyados en el psicoanalisis, se aborda el interrogante de como se ha configurado el discurso de la salud mental, en un sistema de produccion que determina las politicas, los objetivos y las practicas. Ser saludable mentalmente corresponde a las practicas que son evaluadas por su efectividad y respuesta a este sistema. Con ello, se patenta las escisiones entre practicas e ideales de inclusion y la realidad social.