Este es un libro concebido para disfrutar cuestionando nuestras formas de pensar, sentir y actuar respecto a la educacion y las diferencias. Hemos pensado que podriamos revisar nuestras certezas, como cuando volvemos sobre nuestros pasos al ver que el camino tomado estaba equivocado. Para ello te proponemos la inmersion en estas paginas con la razon y los sentidos abiertos a lo que esta por venir. Quizas de ese viaje interior hacia nuestras propias diferencias nazca un nuevo espacio -todavia negado- para lo extrano. Para deformarse. Una sucesin de imgenes y palabras quieren invitarte a ese viaje que supere la indiferencia y que permita el cambio. Las imgenes sitan en un lugar bello a la par que incmodo para enfrentarse a los textos. A travs de estos y otros lenguajes puede surgir el cuestionamiento de lo que hoy se nos presenta como absoluto e incuestionable, pero que asola el mundo de sinsentidos que nos dominan y someten. Estas pginas quieren inquietar, s Porque la quietud duele. Y porque, al alterar el orden, tambin surgen nuevas esperanzas.
Este es un libro concebido para disfrutar cuestionando nuestras formas de pensar, sentir y actuar respecto a la educación y las diferencias. Hemos pensado que podríamos revisar nuestras certezas, como cuando volvemos sobre nuestros pasos al ver que el camino tomado estaba equivocado. Para ello te proponemos la inmersión en estas páginas con la razón y los sentidos abiertos a lo que está por venir. Quizás de ese viaje interior hacia nuestras propias diferencias nazca un nuevo espacio -todavía negado- para lo extraño. Para deformarse.
Una sucesión de imágenes y palabras quieren invitarte a ese viaje que supere la indiferencia y que permita el cambio. Las imágenes sitúan en un lugar bello a la par que incómodo para enfrentarse a los textos. A través de estos y otros lenguajes puede surgir el cuestionamiento de lo que hoy se nos presenta como absoluto e incuestionable, pero que asola el mundo de sinsentidos que nos dominan y someten.
Estas páginas quieren inquietar, sí. Porque la quietud duele. Y porque, al alterar el orden, también surgen nuevas esperanzas.